Cuando instalé Windows 8 en mi ordenador portátil hace unos meses, no pensé que el cambio fuera a ser tan sencillo. Me adapté rápido y a día de hoy soy productivo prácticamente al 100%.
Estos días me he acordado de Marty McFly intentando regresar al futuro. Me he visto en la necesidad de utilizar un nuevo portátil en el trabajo, pero en esta ocasión con Windows 7. Y como suele pasar en estos casos, empiezas a echar de menos las cosas cuando las pierdes. Y echo de menos muchas cosas de Window 8.\
- Windows 7 arranca muy lento. El portátil del trabajo es bastante más moderno que mi portátil personal y aun así tarda mucho más en arrancar. Un minuto más. O quizá dos. Puede parecer poco, pero si sumas un minuto cada día, al año estás perdiendo 4 horas de tu vida viendo el cartel de “Iniciando Windows”. Terrible.
- Windows 7 tarda mucho en apagarse. Lo mismo que antes. Mi portátil se apaga casi instantáneamente. Windows 7 te muestra el mensaje de “Apagando el equipo” durante bastante tiempo. Lo bueno es que en este caso no hace falta que te quedes mirando y puedes irte a casa. Aunque luego te suceda como cuando te alejas de tu coche. Siempre vas pensando ¿lo habré cerrado? ¿me doy la vuelta?.
- Esto ya es algo más subjetivo, pero mi portátil personal con Windows 8 funciona mucho más fluido que el portátil nuevo. Abrir programas, mover ventanas, mover y copiar archivos… Todo da la impresión de ser más rápido.
- Si trabajas con dos monitores (esto debería ser obligatorio por ley), en Windows 7 no puedes poner la barra de tareas en ambos. Tienes que instalar software de terceros para conseguirlo. En Windows 8 puedes hacerlo de forma nativa y con muchas opciones de configuración.
- El problema más grave: en Windows 7 no puedes cambiar los iconos de
las bibliotecas. Necesitas software de terceros o editar a mano
algunos archivos. En Windows 8 puedes hacerlo editando la biblioteca
y buscando el icono que quieras. Así que atentos todos los que
estabáis al borde del suicidio por no tener esta opción en Windows
- La actualización a Windows 8 mejorará vuestras vidas.
- El administrador de tareas de Windows 7 es muy feo. Más feo que pegar aun padre. Es que no lo tocaría ni con un palo. Y encima muestra menos información útil. Echo de menos el administrador de tareas de Windows 8. A veces incluso lo abría en el segundo monitor, solo por el placer de verlo funcionar.
- Me gustaban más las notificaciones de Windows 8. Yo suelo utilizar el correo vía web para no instalar Outlook (¡pesado!), que es un poco lento para mi gusto. Pero lo malo de esto es que te tienes que buscar las habichuelas para que te avise de que tienes correos nuevos. Extensiones en Chrome, notificaciones de escritorio, Google Talk. Hay varias opciones, pero configurar la aplicación nativa de correo de Windows 8 es bastante fácil y las alertas son bastante pintonas.
- Echo de menos la pantalla de bloqueo de Windows 8. A veces dejas el ordenador bloqueado y te marchas. Cuando vuelves, aunque solo sea de pasada, quieres ver si se ha producido alguna novedad, como correos electrónicos o nuevas citas en el calendario. En Windows 7 tengo que desbloquear el equipo para verlo. ¡Y a veces incluso tengo abrir algún programa!. Mi tiempo vale dinero aunque no haga nada útil con él.
- Ahora veo Windows 7 como si fuera Windows 98. Sé que parece una tontería, pero la estética de Windows 8 es fresca y moderna. Eso hace que volver a Windows 7 sea como cambiar de un coche moderno y nuevo, a uno de sustitución que te deja el taller cuando el tuyo se estropea. Solo que en Windows 7 no pone “Talleres Bonilla e hijos”
Y esto solo en una semana utilizando Windows 7. Seguro que encuentro más cosas. Ojalá tuviera un Delorean y pudiera regresar al futuro.
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